domingo, 8 de noviembre de 2009

Más sobre Río de las congojas

A continuación un interesante trabajo de la Dra. Alicia Poderte, investigadora del Conicet

Homenaje a Libertad Demitrópulos”, en revista Alba de América, Instituto Literario y Cultural Hispánico - California State University, Volumen 17, Nº 32, 1999. ISSN 0888-3181.

LIBERTAD DEMITRÓPULOS: LA HISTORIA Y LA ARMADURA

Dra. Alicia Poderti (CONICET )[1]

"A las escritoras actuales les toca desarmar y volver a dar forma desde su palabra propia, lavar en el papel donde otros han escrito sobre ellas y ocupar esos espacios que quedan en blanco en el discurso masculino, borrar ese discurso prestado, revisar el propio yo, hacer oír su palabra propia".

LIBERTAD DEMITRÓPULOS[2]

NOTICIA BIO-BIBLIOGRÁFICA

Libertad Demitrópulos nació en Ledesma, provincia de Jujuy y realizó sus primeros estudios en Salta. Hija de padre griego, éste influyó notablemente en su vocación artística. Publicó el poemario Muerte, animal y perfume (1951) y colaboró en la Revista Tarja de Jujuy. Colaboró en el diario El Intransigente de Salta y, por invitación de Juan Ramón Jiménez, publicó poemas en el diario La Nación de Buenos Aires, en 1950. También se integró al movimiento generado en torno a Manuel J. Castilla y la revista Ángulo, en la que participaban los escritores Raúl Aráoz Anzoátegui, Raúl Galán, los plásticos Carybé y Luis Pretti, así como también el músico y compositor Gustavo (Cuchi) Leguizamón. Cursó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Buenos Aires. Luego de su fructífera incursión por la poesía, se consolida definitivamente su vocación por una narrativa con profundas tonalidades poéticas. Publicó las siguientes novelas: Los Comensales (1964), La flor de hierro (1978, Premio Dupytren), Río de las Congojas (1981, Primer Premio Municipalidad de la ciudad Buenos Aires, Premio Club de los XIII, Premio "Boris Vian"), Sabotaje en el álbum familiar (1984, "El Almafuerte": Primer Premio Municipalidad de "La Matanza", Premio Fortabat y Mención Premio Nacional), La seducción de las fogatas (1987, Premio Fortabat) y Un piano en Bahía desolación (1994). También ha publicado Poesía Tradicional argentina (ensayo, 1978), Eva Perón (biografía, 1984), el libro de relatos Quien pudiera llegar a Ma-Noa (1989), además de diversos cuentos, ensayos y notas publicados en revistas y periódicos extranjeros y nacionales. Su novela Mamá Coca, escrita intermitentemente en Buenos Aires y en su casa de Campo Quijano (Salta), aún permanece inédita. En 1996 fue reeditada su novela Río de las Congojas por Ediciones del Dock, que obtuvo en este año el Premio Literario "Boris Vian" al mejor libro del año. Fue colaboradora del diario Pregón de Jujuy y de conocidos periódicos de Capital Federal. La traducción al inglés de su novela Río de las Congojas, realizada por una investigadora de Harvard, será publicada por la editorial White Pine de Estados Unidos. Falleció en Buenos Aires, el 19 de julio de 1998.

DESAFIANDO LAS LEYES PATRIARCALES

Nora Domínguez ha señalado la insistencia de Demitrópulos en contar historias de mujeres y de viajes: “A cada libro una mujer, a cada novela un viaje. María Muratore, Isabel Descalzo, Violante, Rosario, Nancy, la monjita que de noche se transforma en prostituta y consigue, a partir de un pacto de terror y silencio, que los hombres no confiesen el tipo de contacto nocturno que tienen con ella” (1997: 55).

En la novela Río de las Congojas se sobreimprime, sobre el relato fundacional de las ciudades, la historia de las mujeres-fundadoras de familias. La protagonista, María Muratore, viaja por los territorios siguiendo a los hombres que fundan ciudades. En ese itinerario, ella misma se disfraza de hombre y participa en las guerras. Pero el modelo de familia que se plantea en la novela desarticula el poder simbólico que ejerce sobre nuestra cultura la figura del padre, por cuanto los muertos y descendientes llevan el nombre de una mujer. Por esta vía, la novela de Demitrópulos potencia el cuestionamiento de los poderes desde las voces marginales: nativos, mestizos, negros, mujeres, enfrentados a los grupos dominantes: gobernadores, españoles, hombres (Cfr. Domínguez, 1993: 215). Esa re-locación tiene como engranaje fundamental una nueva organización discursiva que se puede leer en el gesto de María Muratore cuando se revela abiertamente, al comprobar una vez más que la mujer es considerada solamente un objeto sexual: “¡Bestias! ¿Qué creen que es una mujer? ¿Un armatoste? ¿Una bolsa de mandioca? ¿Una mujer se alza sólo para satisfacer el capricho de un hombre? ¿No tiene alma, verdad? ¿Cuántas letras se precisan para decir no? Tantas como para sí. Pues no. No. No quiero ir. ¡Hala! Infame turba de lacayos. Si les queda algún hueso sano, díganle que María Muratore manda contestar que no” (Demitrópulos, 1981: 127). Así, el acto de matar con su arcabuz a dos hombres que pretenden llevarla por la fuerza para saciar la sed del gobernador Juan de Garay, debe ser leído, en el contexto de la historia de la novela latinoamericana, como una inversión de los roles asignados a la mujer por la historia y la cultura.

Lo femenino, que para la visión masculina patriarcal está representado por el vientre materno, la casa, la Patria, la ciudad o la Naturaleza (rol de reproducción biológica), se expresa, en algunas novelas latinoamericanas, en una imagen arquetípica de la mujer basada en sucesivas "mutilaciones", que han sustraído de ella únicamente su valor como cuerpo reproductor[3]. Las imágenes femeninas más difundidas en la literatura son las de la Madre y la Prostituta. La mujer, inserta en esta visión, adquiere un rol pasivo, como fuente de tentación para el personaje masculino y se le adjudican dimen­siones siniestras y demoníacas. Es sancionada si tiene partici­pación activa y transgrede los límites convencionales de la Virtud feme­nina (Perilli, 1990).

LEYENDA Y MEMORIA SOCIAL

La construcción de un texto literario intenta ser gobernada por leyes que son continuamente cuestionadas desde la legitimidad de los diferentes discursos sociales. En ese juego, el discurso historiográfico y el discurso literario se entrecruzan y se cuestionan permanentemente: los "documentos" escritos y los testimonios orales se contrastan con las voces anónimas documentadas popularmente y el texto literario se nutre de las formas y estrategias retóricas del discurso historiográfico. Novela histórica o historia novelada: el narrador no se ve prisionero en el cepo del documento y recorre sus bordes, pero este sabotaje de las fuentes abre paso a la interpretación intuitiva, conjugando la alquimia del archivo con las voces populares que también instruyen sobre el pasado. Así, la hechura nominada "novela histórica" demuestra su audacia al destronar los límites semánticos de cada término. Como ha expresado Noé Jitrik: ...”la fórmula 'novela histórica', que parece ser muy clara, puede ser vista, desde la perspectiva de la imagen que presenta, como un oxímoron. En efecto, el término 'novela', en una primera aproximación, remite directamente, en la tradición occidental, a un orden de invención; 'historia', en la misma tradición parece situarse en el orden de los hechos; la imagen, en consecuencia, se construye con dos elementos semánticos opuestos. (...) En ese sentido, la novela histórica, no ya la fórmula, podría definirse muy en general y aproximativamente como un acuerdo -quizás siempre violado- entre 'verdad', que estaría del lado de la historia, y 'mentira', que estaría del lado de la ficción” (Jitrik, 1995: 9-11).

La organización narrativa de la novela La flor de hierro (1978) de Libertad Demitrópulos constituye un particular enfoque acerca del novelista como historiador. Allí, las cartas escritas por los expedicionarios y fundadores (práctica político-religiosa), unidas a los testimonios de la práctica jurídico-notarial ingresan al texto como voces que dialogan con el estrato legendario: la leyenda de Esteco, la Ciudad de los Césares, El Dorado y Trapalandas. Se construye así la crónica novelada en un campo interdiscursivo en el que la memoria social se reconstruye a partir de los saberes longevos de la leyenda y la reescritura de los documentos reproduciendo los códigos lingüísticos de los textos coloniales.

Así, el temido y blasfemo Francisco de Aguirre se yergue en voz que escribe, habla y narra: “...determiné comenzar de nuevo, y con mis hijos y la gente que pude allegar entré en el Tucumán, que estaba la mayor parte de ella, alzada y rebelados los indios diaguitas por el mal gobierno que tuvo Juan Pérez de Zorita, que levantó muchos pueblos habiendo poca gente española: los indios se atrevieron a alzar y mataron a muchos de ellos. No quedó sino el pueblo de Santiago del Estero, y los que estaban recogidos en él se querían salir, porque no les entraba socorro de ninguna parte ni en vestidos, hierro, plomo y pólvora, que es lo que más es menester (...) ¿Dónde estaba el señor cura entonces que no le vi? En Lima, gozando de opulencia... Así pues, ya le dará Ud., alcalde extraordinario, la respuesta del gobernador Aguirre al chupacirios que le envía...”.

En la abjuración realizada ante el Santo Oficio de la Inquisición en 1569, Francisco de Aguirre, Gobernador del Tucumán, confiesa sus actos heréticos. Muchos de estos actos, que habían significado su excomunión, son aludidos en la novela de Demitrópulos, en el marco de la información de méritos y servicios que se está levantando. La sexta pregunta del interrogatorio que estructura los distintos capítulos de la novela requiere: “Item si conoce que el dicho Francisco de Aguirre, siendo gobernador, dijo delante de muchas personas que él era vicario general en aquellas provincias, en lo espiritual y temporal, y que no había otro Papa ni obispo sino él...”.

En esa atmósfera de refundición de tiempos -presentes y pasados- y de discursos ficcionales e historiográficos, se gesta la complicidad y divergencia de los estratos de la memoria y la escritura que han ido impregnando distintos momentos de la literatura del NOA. El narrador se convierte en un mediador entre las distintas manifestaciones de la memoria (oral, escrita) y el presente, destacándose en el papel de cronista que trabaja indistintamente con los saberes historiográficos y literarios. Las textualidades producidas durante el período de la Colonia ingresan a la narrativa contemporánea en un singular imbricamiento discursivo.

Alejo Carpentier ha señalado esta superposición de niveles discursivos en la novela latinoamericana, de tal modo que el escritor “...sólo podrá hallar su razón de ser en erguirse en una suerte de cronista de Indias de un continente, trabajando en función de la historia moderna y pasada en ese continente, mostrando a la vez sus relaciones con la historia del mundo todo, cuyas contingencias también le atañen, poco o mucho”.

Al mismo tiempo, la aparición de un nuevo discurso, como el planteado por Demitrópulos, marca la ruptura del canon masculino que por décadas imperó en la literatura latinoamericana -visión distorsionada del universo femenino. Este cuestionamiento sobre la historia y la tradición atraviesa el campo del lenguaje y se orienta hacia una creación femenina que logra re-articular su proyección simbólica.

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[1] Alicia Poderti es Doctora en Letras (egresada de la Universidad Nacional de Cuyo), investigadora del CONICET y se desempeña como docente e investigadora en Universidades Argentinas y extranjeras.

[2] Cfr. la entrevista realizada por Alicia Poderti: "Libertad Demitrópulos. Mujer, identidad y escritura", en Revista Claves, Salta: octubre de 1996, año V, Nº 54.

[3] Sobre este tema, Lucía Guerra‑Cunningham agrega: "No obstante el importe altamente subversivo de algunas novelas contemporáneas que modifican el sentido tradicional de lo femenino esteroeotípico, vale la pena notar que esas transgresiones se codifican a base, precisamente, de los elementos configuradores de la imagen convencional de la mujer. En el caso de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, los motivos de la madre, la virgen y la prostituta perduran como sustrato básico, y el peligro del incesto recae en la mujer como sinónimo de tentación y Naturaleza no regulada por la actividad modificadora del hombre" (1986: 11).